viernes, 1 de abril de 2011

Cambios

A veces solo puedes mirar atrás porque realmente es lo único que hasta ahora tienes o por lo menos es lo único que hasta ahora has tenido.
Recuerdas tantos momentos... Momentos tanto buenos como malos pero sobre todo inolvidables. Momentos por los cuáles tanto has aprendido, tanto han enseñado... Experiencias. Experiencias que están ahí, marcadas. Experiencias que quizás cambiarías ante todo pero que en el fondo sabes que las aceptas o que lo acabarás haciendo; que han venido bien para enseñarnos, para darnos una lección aunque a veces no sean merecidas ni necesarias.
Todo está totalmente cambiado; el tiempo y sus locuras...
Se hecha de menos cosas, situaciones, personas... y mucho. Pero sabes que a veces es mejor no dejarlo mostrar, quizás eso debería dar igual, pero no del todo.
Personas con las que compartiste cosas y se distanciaron...
Personas que aún están ahí, amigos, pero que a veces sientes tan lejos...
Personas que ni si quiera conocías y en un abrir y cerrar de ojos entran en tu vida...
Personas a las que tanto as querido y de unos momentos a otros... se vuelven desconocidos...
Personas que llenaron tanto nuestra vida y que ya no están...
Y es que, a veces, quisiera no sentir, no sentir nada; amor, dolor, tristeza, alegría, euforia, desilusión, decepción, soledad, olvido, ira, humillación, pasión, locura, furia, rabia, decepción... nada.
Toda "cosa" que se forma al final se descompone. Al fin y al cabo, las tormentas no duran para siempre. Los vientos soplan con fuerza, pero luego amainan. Todas las cosas, desde que empiezan a existir, emprenden el viaje de retorno.

"Como sé que el tiempo es siempre el tiempo,
y que un lugar es siempre y solo un lugar.
Y que lo que sucede en un momento solo sucede una vez
y solo en un lugar.
Me regocijo al ver que las cosas son como son..."
T.S. Elliot.

 Pero aún así, me estaría sintiendo vacía, "vació", lo cuál ya es algo; que ingenua.
Supongo que el día a día es una lucha íntima y que hay cosas a las que no hay que darles tanta importancia y otras, a las que no hay que darles demasiada.
Hay que vivir el momento, en tu mente, en tu cuerpo, apreciando lo que se tiene, sin insistir en que se necesita lo que no se tiene y sin ansiedad.
Dejar de preguntarse constantemente que es lo mejor que se puede hacer.
Quizás ahora, debería aplicarme el cuento.

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