jueves, 31 de marzo de 2011

Densa noche

-Te aré una promesa a cambio –dijo-. Te garantizo que no volverás a verme. No regresaré ni volveré ha hacerte pasar por todo esto. Podrás retomar tu vida sin que yo interfiera para nada. Será como si nunca hubiese existido.
Las rodillas debieron de empezar a temblarme en ese momento por que de repente  todo a mí alrededor empezó a bambolearse. Oí el golpeteo de mi sangre más rápido de lo habitual detrás de las orejas. Todo ruido sonaba cada vez más lejano.
-No te preocupes. Eres humana y tu memoria es una autentico colador. A vosotros, el tiempo os cura todas las heridas.
Me sentía mareada y me costaba concentrarme. Sus palabras, los hechos, daban vueltas y más vueltas en la cabeza. Procuré acompasar la respiración. Necesitaba concentrarme y hallar la forma de salir de aquella pesadilla. Deseaba que mis piernas adormecidas  me permitieran avanzar.
Avanzo hacia ningún sitio, sin sentido alguno. Debía mantenerme en movimiento…. Si paraba, todo abría acabado.
Perdía la noción del tiempo mientras me abría paso hacia ningún sitio. Tropezaba a menudo y me caí varias veces conforme oscurecía. Luna nueva, temblé aunque no tenía frío.
Mis piernas se debilitaron y caí. Me caí y me quedé allí tendida. Rodé sobre un costado de forma que pudiera respirar y me acurruqué. Me sumí en un sopor que me impedía pensar y me aferraba a ese aturdimiento con todas mis fuerzas; gracias a el era incapaz de ser consciente de aquello que quería ignorar.
No continué.
Esperaba poder desmayarme, pero, para mi desgracia,  no perdí la conciencia. Las oleadas de dolor, que apenas me había rozado hasta ese momento, se alzaron y barrieron mi mente hundiéndome con su fuerza.
Y no salí a la superficie. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario